El té cobro importancia en los últimos años por su gran variedad de propiedades antioxidantes. Los hay verdes, rojos, de canela, de miel y de una gran cantidad de hierbas y sabores.
Los sabores son tan variados como tentadores y prometen longevidad, pérdida de peso y rejuvenecimiento de la piel, entre otras cosas. Sin embargo, no logran destronar al café.
No obstante y aunque no haya logrado destronar al café , fueron estas virtudes la que lo convirtieron en una de las bebidas predilectas de los argentinos, después del café y el agua.
Sin embargo la realidad actual del té es diferente .Ni siquiera las mejores campañas de concientización acerca de sus virtudes, o la difamación acerca de los perjuicios del café para la salud lograron aumentar la actividad en el mercado del té.
El negocio tealero atraviesa un momento crítico en comparación con el café que a pesar de no tener demasiadas virtudes ni innovaciones a los largo de los años no logra competencia.
El té planifica estrategias en el mercado actual como ganar entrar en las preferencias del sector masculino y la mesa de los más jóvenes.
El té ha sido considerado durante muchos como bebida de personas mayores y reinaba en las preferencias del sector femenino.
Las nuevas estrategias de promoción apuntan a conquistar todos los ámbitos de la sociedad porteña, especialmente a los sectores que más lejos estaban de preferirlo.
“Si bien es verdad que el consumo de té aumentó luego de las campanas reiterativas de bienestar, cuidados de la salud y el efecto perjudicial del uso de la cafeína en la salud, no alcanzo para destronar al café” argumentó Inés Berton, una de las argentinas más destacadas a nivel mundial en el sector por diseñar tés para celebrities como el Dalai Lama, los reyes de España y el músico Lenny Kravitz.
Según los datos de la consultora Kantar Worldpanel, el té es consumido en el 89% de los hogares argentinos.
El te común es considerado una infusión de personas de nivel socioeconómico bajo mientras que aquellos como el verde, rojo o infusiones herbales son considerados bebidas de personas de alto poder adquisitivo.
“Parecía que el té avanzaba con fuerza en el escenario gourmet pero en los últimos cinco
años el café se terminó imponiendo dentro del consumo cultural. El té no quiso o no pudo
ocupar ese espacio”, dice el periodista y sommelier de café Nicolás Artusi.
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