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Vecinos festejan el regreso de los galgos

Vecinos festejan el regreso de los galgos

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Uno de los cafés más emblemáticos de la Ciudad reabre sus puertas. Historias y anécdotas de un lugar que guarda los secretos más importantes de una gran Ciudad.

Tradicionalmente fue propiedad de la familia Lezama. Ubicado en el corazón del barrio San Nicolás, reabre sus puertas luego de varios años cerrado.
Pasó de ser una fábrica de maquinas de coser a una farmacia para luego convertirse un mítico café.

El primero de diciembre fue un día extraño en la Ciudad. La avenida Callao se encontraba presa de un silencio y tranquilidad inhabitual. El café los Galgos eligió ése día para su reapertura.
El bar es lo más simbólico que tiene el barrio de San Nicolás. Es parte indiscutible de la historia del barrio y conserva desde sus esquinas la imagen inédita de más de tres generaciones.
Un diseño exclusivo dan fe de su originalidad, delicadeza, finura y estilo tradicional.

Las antiguas marquesinas amarillas que fueron furor en sus años dorados hoy mutaron a azules. El subsuelo también fue recuperado y rediseñado para ser utilizado espacio de producción culinaria y vinoteca.

Ésta no fue la única parte rediseñada. También los baños a los que se les dio un estilo mucho más sofisticado y modernos con espejos y una iluminación propicia.

Además en el primer piso se está preparando un salón especial para representaciones artísticas, shows y presentaciones de libros o charlas culturales.

Si bien el diseño y estilo abarco varias zonas internas del café, se intento preservar al máximo su fachada externa.

Curiosamente hay elementos de los que no se pudieron deshacer por más antiguos que signifiquen, porque simbolizan una parte interesante de la historia. Por ejemplo entre las puertas de los baños yace colgado como ornamento la letrina utilizada por Arturo Frondizi y Santo Discépolo. Ambas personalidades tenían por costumbre parar por el café a desayunar o se reunían para debatir cuestiones políticas.

La reapertura de los Galgos en parte se debe al trabajo incansable de Julián Díaz y Florencia Capella. Ambos asumieron el compromiso de restaurar la esquina más sofisticada del barrio de San Nicolás. Y lo lograron.

Iniciaron una fuerte apuesta cultural para recuperar clientes generacionales intentado refaccionar sin dañar la estructura tradicional. del lugar El objetivo es que los clientes al ingresar se encuentren con la historia o algún recuerdo del barrio ,condensada en sus rincones.

El mostrador de la barra está llena de historia, recortes de diarios, notas periodísticas de años atrás, fotografías de personalidades políticas importantes que frecuentaban el lugar y fotos de avenida Lavalle y Callao en su inicios.

Una historia de reapertura que viene a sumarse a otras tantas reliquias de bares que comienzan a reabrir sus puertas luego de varios años alejados de la clientela para demostrarnos que los porteños vuelven siempre a lo tradicional.

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