INICIO CULTURA Reportaje exclusivo a Ricardo Lopa, ilustre historiador de Boedo
Reportaje exclusivo a Ricardo Lopa, ilustre historiador de Boedo

Reportaje exclusivo a Ricardo Lopa, ilustre historiador de Boedo

984
0

En esta ocasión, desde Nuevo Ciclo les acercamos el reportaje realizado a Ricardo Lopa, personalidad destacada de Boedo, quien desde hace años desentraña los secretos y recorridos históricos de un barrio emblemático para la cultura popular como es el nuestro, lugar de andanzas y encuentro de grandes representantes de la literatura, poesía, teatro y tango entre otras artes.

Ricardo Lopa colabora desde hace más de un lustro con sus artículos en el periódico, en secciones como “Boedo no Olvida” y “La vida al 2×4”.

Paralelamente a su carrera como abogado, ejerció como docente de escuela secundaria y terciario durante casi veinte años. Fue allí donde descubrió su pasión por la docencia, la historia y posteriormente la escritura. Con el paso de los años, terminó su profesorado en Ciencias Sociales y más tarde el de Económicas, en el Instituto Superior del Profesorado San Agustín, donde luego le otorgaron la cátedra de Educación Cívica. Hoy en día tiene siete libros en su haber, de los cuales dos tratan sobre la historia argentina, y el resto sobre el barrio de Boedo, el tango y personalidades destacadas tales como Homero Manzi, Cátulo Castillo y Julián Centeya, además de un libro de cuento barrial y una historia novelada, compatibilizando nuestro barrio Sur, el tango y el contexto social. Participa también como escritor en Barriada.com, portal dirigido por la señora Mónica Rubio, con artículos e historias.

Nos toca a nosotros ahora desandar el camino del historiador y escritor que tantas historias nos ha traído.

NC: ¿Cómo te iniciaste en la docencia?

RL: En la docencia encontré mi verdadera vocación. Previamente estuve ejerciendo como abogado muchos años, pero descubrí que no era la profesión que me hacía feliz.

El ejercicio de la docencia fue de casualidad, mi hija Silvana la mayor, estudiaba en San Bartolomé, en la Av. Chiclana y Boedo y me dice ´Papá, ¿no querés dar clases? Falta un profesor para Cívica, te va a llamar la rectora.’. Así fue. Acepté, pero si me daba una semana y un par de libros para prepararme. Empecé dando Instrucción Cívica y Economía Política en quinto, y Práctica Profesional en cuarto. Con el tiempo me titularizaron, hasta que en el 2007 fui rector. Buena gente, buen lugar y buenos compañeros. Estaba muy cómodo. Un día me llama la rectora que ya era amiga mia, Marta Tofani, a quien siempre le agradezco todo lo que hizo por mí, y me dice ´Mirá, me voy a Europa, voy a estar 35 días. ¿Querés tomar la suplencia de mis horas del Misericordia en Flores?´. En esa época era un colegio exclusivamente de mujeres, yo fui el primer profesor varón que entró. Los docentes y alumnas me hicieron sentir muy cómodo. Al año siguiente se inauguró el nuevo plan de estudios y así fue como comencé dando Argentina Contemporánea.

También dicté clase en el Comercial N° 22, en la calle Constitución y 33 Orientales (Boedo), establecimiento donde había cursado la escuela primaria y no me quiero olvidar del Profesorado  San Agustín, donde tuve la asignatura de Educación Cívica, en la carrera de Historia Argentina. Me jubilé con cuatro colegios, extraño muchísimo.

NC: ¿Se puede decir entonces que con la docencia descubriste tu pasión por la historia?

RL: Sí, si… Y aparte frecuenté a un gran historiador que en mi opinión, es el número uno de nuestro país, Norberto Galasso. Lo empecé a tratar y después terminé colaborando con él. Un hombre que tiene hechos infinidad de libros, entre ellos, un diccionario, Los Malditos. Participé con él en la producción de los cuatro tomos, donde se rememora personajes históricos que fueron olvidados porque molestan en la historiografía oficial, nombres relevantes que los jóvenes deberían conocer. Él me llevó a dar charlas, e incluso vino a los colegios a darlas. Aprendí de él muchas cosas que hasta el día de hoy pongo en práctica.

NC: Y a partir de ahí, ¿cómo fue que comenzaste a entramar ese interés por la historia con la escritura barrial?

RL: Un día descubrí que Homero Manzi vivió a seis cuadras de mi casa, en Boedo. Homero Nicolás Manzione nació en Santiago del Estero, pero de chico vino a vivir a Av. Garay, cerca del pasaje Danel, con los tíos y el papá. Después me di cuenta que otro personaje importante en la tanguística, Cátulo Castillo, nació en Castro al 900. Su padre, José González Castillo, de hecho, fue fundador de la Universidad Popular de Boedo, la cual llegó a tener hasta mil inscriptos, así como también de la Peña Pacha Camac, encuentros que reunían a personajes ilustres de la cultura nacional. Un dramaturgo muy importante, que plasmó entre sus obras dos temas polémicos en aquel entonces como ser la homosexualidad (Los Invertidos, 1914) y el divorcio (La mujer de Ulises, 1919). Un adelantado. Es decir, estas baldosas que yo piso, las caminaban ellos antes que yo. Entonces tenía que conocer mis raíces. Jauretche decía algo así, “yo iba al colegio, conocía el Río el Danubio y no sabía cuál era el Río Salado. Sabía de los Sioux y no sabía de los Ranqueles.”

Me atrapó la escritura de Boedo por nacer y vivir en un barrio lleno de historia, cultura y tango.

NC: Te encontraste con un barrio que daba mucho pie también, ¿con qué historia te lanzaste primero?

RL: Me largué no con el tango, sino con la historia argentina. Fue con una investigación que hice sobre las contrarrevoluciones radicales (a raíz del primer golpe militar contra un gobierno democrático, el radical de Yrigoyen, 6/9/30). En La Paz, Entre Ríos, había unos estancieros radicales, los hermanos Kennedy, hombres mayores con bastante dinero que intentaron una contrarrevolución y toman la ciudad. Las fuerzas armadas tratan de sofocar el levantamiento y al fracasar en el golpe, los hermanos deciden escaparse desde el oeste al este por la selva montielera, hacia la República Oriental del Uruguay. Esa historia la cuento en mi primer libro, Los Fabulosos Kennedy, y en el último. En el primero hice una mezcla de historia pasada, presente y futura. Después empecé con el tango y me enamoré de la poesía de Homero Manzi. Hice el primero, Te imagino Homero, también escribí sobre Cátulo Castillo y Julián Centeya. Luego publiqué Boedo cuentos de Barrio, Tango y fútbol, y Sur, Barrio de tango, amor y Revolución. El último es La patriada de nuestros paisanos Kennedy, contrarrevoluciones radicales, donde retomo la historia del primer libro. En total son siete libros, de los cuales la mayoría está vinculado al barrio.

NC: ¿En qué proyectos actuales estás en este momento?

RL: Estoy escribiendo para Nuevo Ciclo, ya hace rato. Fui secretario de redacción. Empecé a escribir ahí cuando estaba Aníbal Lomba, hace cinco o seis años. Hacía una página, Los Personajes Olvidados. Dos años atrás, a Mario Bruno, editor propietario del periódico y amigo, se le ocurrió que haga Boedo No Olvida, referenciando los personajes sobre los que se hace mención en las Placas de Boedo, colocadas en distintos puntos del barrio por la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo. Anteriormente hacia artículos sueltos y luego le agregué La Vida al 2×4, sobre tango. Hace cinco años, se me ocurrió hacer una audición denominada El tango en la historia. Empecé con una hora y ahora tengo dos, los días miércoles de 14hs. A 16 hs por am 1310. Me ayudan mucho los operadores, Luciano y Haydée. A la gente le gusta escuchar tango. Durante la audición hago charlas, por ejemplo hablé de la historia de Discépolo hace poco, también del primer empréstito argentino a la Baring Brothers. Cansa porque son dos horas respondiendo los llamados de los oyentes, pero la paso muy bien, me divierto. Aparte me brinda un espacio Barrio y Tango los lunes a las 15hs, en Radio Génesis, que está en la misma casa, Daniel Phi, que tiene una audición denominada En Sintonía, por am 970, donde dedica todos los lunes un espacio al tango.

Participo también en la Mesa de los Jueves, un encuentro que se lleva a cabo semanalmente en un restaurante de Avenida de Mayo y Salta, cita culturosa de hombres y mujeres con distintas orientaciones políticas, presidida por Víctor García Acosta. Todas estas actividades las matizo con el deporte, es lo que me da vida. Actualmente continúo jugando al tenis, y practiqué mucho fútbol hasta los cuarenta y pico.

NC: Tengo entendido que también estás en la Junta del Barrio de Boedo, ¿De qué se trata esa participación?

RL: En la Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo se hacen presentaciones culturales y exposiciones de cuadros una vez al mes, en la confitería esquina Sur (esq. Sudoeste de San Juan y Boedo) entre otras cosas. Estoy también en la Cofradía de la Orden del Lengue, creada por el escultor Francisco Reyes. Se reúnen cada tanto ciertas personalidades destacadas, generalmente del barrio de Boedo, dos o tres veces por año. Hicimos charlas, yo hablé sobre los poetas del tango de Boedo, llevando la historia del barrio a través de los tangos. Detrás de cada pieza artística siempre hay vida.

NC: Aníbal Lomba, ¿Cómo era tu relación con él?

RL: Vos sabés que Boedo tiene un Paseo de las Esculturas, que debe su existencia a la decisión de la Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo, que estaba presidida en aquel momento, justamente por Aníbal Lomba. El alma mater de ese paseo fue él. Las esculturas se encuentran asentadas desde Av. Independencia hasta San Juan  y es el día de hoy que continúa aumentando el número de obras, de hecho Boedo es el único barrio que lo tiene.

En particular, Lomba me ayudó mucho con los libros. El prólogo y presentación del de Homero Manzi fueron escritos por él, y también me suministró mucho material para los otros libros. Muy amigo. Aprendí mucho de él, me relacionó con varios lugares llenos de cultura. Se lo extraña.

Sin duda Ricardo Lopa es un hombre dedicado y apasionado por la historia de nuestro barrio. Continúa lleno de proyectos, como un libro sobre el dramaturgo y compositor de tangos José González Castillo, además de participar en muchas actividades de un barrio cada vez más vivo.  Una de las personalidades a quien hay que agradecerle sin lugar a dudas, que Boedo no olvide.

María Victoria Varela

[email protected]

(984)

María Victoria Varela Periodista y comunicóloga en construcción. Estudiante de Ciencias de la Comunicación Social en UBA. Defensora de pequeños proyectos con grandes metas. De Boedo.