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La enseñanza y aprendizaje de la lectura

La enseñanza y aprendizaje de la lectura

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Muchas veces carecemos del tiempo para mirar, revisar nuestra propia práctica docente en el acto de enseñar a leer y de que los alumnos aprendan a leer. Ahora bien, si se quiere ver la perspectiva de la clase, necesito echar una mirada atenta hacia dónde va dirigida esa lectura.

A modo de reflexión son algunas de estas preguntas: ¿Se ven los niños a sí mismo como lectores?; ¿Les ofrezco esa posibilidad?; ¿Usan la lectura para aprender cosas nuevas o sólo es por momentos de placer?; ¿Aprovecho esa instancia en enriquecimiento?; ¿Encaran los alumnos actividades a la lectura realizada por su propia cuenta?; ¿Destino un tiempo para que ocurran acciones mediadas para la lectura?; ¿Toman la iniciativa de compartir sus lecturas con los demás?; ¿La forma es la apropiada para este grupo?; ¿Tienen planes sobre cuál será la próximo que lean?; ¿Los oriento en el camino de la proximidad y relevancia del texto a leer?; Los alumnos leen de diferentes modos, es decir, ¿Eligen distintos libros, de variados géneros?; ¿Retomo sus conocimientos previos o modos de expresión?; ¿Utilizo esos conocimientos para que expongan sus pensamientos?; ¿Brindo instancias dónde les leo?; ¿Otras dónde se desarrolle la lectura silenciosa sostenida?; ¿Les muestro la importancia de leer ante un público conocido al desconocido?; ¿Les estimulo la lectura de un texto conocido a uno distinto?; ¿Logran ubicar las partes de ese libro?; ¿Conversamos sobre la impronta que tiene un texto de autor a uno, anónimo?; ¿Ubican los libros según su género, autor e interés?; ¿Reflexiono sobre la diferencia de la lectura de un libro impreso en soporte papel a uno digitalizado? ¿Me replanteo si este aprendizaje de la lectura es exclusiva de la escuela, del aula, de la biblioteca o del hogar, de un año/grado?; Si fuera necesario: ¿Vinculo las lecturas con otras disciplinas?, ¿Relaciono la lectura con la realidad circundante?; ¿De qué manera vivencian esos momentos de lectura?; ¿Se genera el tiempo para llevar adelante esta instancia?; ¿El tiempo destinado es el ideal para mi grupo?; ¿El espacio es ameno y acorde al grupo?; ¿Planean ese momento de lectura?; ¿Se logra un clima agradable, de compartir ese momento de lectura? Y así se podría seguir con más interrogantes.

En este revisar se logrará visualizar que los alumnos aprenden leyendo, cuando lo comparten, si en el ambiente hay interpelación y desafío, de nuestras demostraciones de lectura, de nuestro interés puesto cada día…

Hay que tener presente que la lectura acompaña y extiende nuestras experiencias; provee reservorios de información, de distracción y evasión; permite una degustación del lenguaje; nos impulsa a actuar (Graves, 1997), entre otras instancias.

Lic. Prof. Mariela Mendez

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